El perro y la carne
El perro de un abogado, corriendo sin correa, entró en una carnicería y robó un trozo de carne. El carnicero, al verlo, persiguió al perro hasta llegar a la oficina del abogado y le pregunta:
– Oye, si un perro entra corriendo en mi carnicería y roba un pedazo de
carne, ¿tengo derecho a exigirle al dueño que me pague la carne que se
llevó?
El abogado contesta:
– Claro que sí.
– Entonces me debe usted 8 euros. Su perro me acaba de robar medio kilo de carne.
El abogado sin decir ni una palabra, decide sacar su talonario y le entrega al carnicero un cheque por valor de 8 euros.
Dos días después, el carnicero encuentra un sobre del abogado en su buzón. Al abrirlo, encuentra una factura de 50 € en concepto de honorarios por la consulta.